Tras la marcha del 8M en la ciudad, durante la cual mujeres pintaron consignas en la fachada del Templo de San Agustín, acusando a un funcionario de acosador, se observó que al día siguiente de la manifestación, el nombre del acusado ya había sido cubierto con pintura blanca. Sin embargo, en días recientes, algunas de estas inscripciones han sido repintadas nuevamente.
Esto ha generado interrogantes entre algunos ciudadanos respecto a la gestión del gobierno local, especialmente considerando que en casos anteriores, la inversión para realizar tales reparaciones ha sido significativamente más lenta.
La rapidez con la que se actuó para tapar selectivamente las consignas relacionadas con el funcionario acusado contrasta con la histórica demora del gobierno para invertir en mantenimiento urbano. Algunas áreas de la fachada del Templo de San Agustín siguen sin ser pintadas, incluyendo frases que ni siquiera han sido cubiertas con pintura blanca. Esta discrepancia en la respuesta institucional plantea preguntas sobre la equidad en el tratamiento de los espacios públicos y la consistencia en la ejecución de las políticas de embellecimiento urbano.
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